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En experiencia sobre fertilización N y P en almácigo de tomates, se encontró que la nutrición de P ess más limitante que la de N, en circunstancias que, experiencias anterioress, en el mismo suelo, indican que en tomate transplantado la situación es inversa. Estos resultados pueden explicarse por la diferente forma en que se absorben ambos elementos. También se pudo demostrar que la fertilización con P en exceso, durante la etapa de almácigo, permite acelerar el desarrollo de las plantas y adelantar el momento de cosecha. Por otra parte, los ensayos indicaron que en el caso de este suelo, cuya deficiencia de fósforo, enjuiciada biológicamente, es leve a media (rendimiento testigo sin fósforo fue el 77% del rendimiento máximo), la aplicación de altas dosis de P al almácigo permiten obviar las aplicaciones de P en la plantación. Incrementos adicionales de rendimiento se obtuvieron al combinar altas dosis de P al almácigo con dosis en terreno consideradas suficientes, de acuerdo a la información anterior. La tasa de absorción de N, P y K se incrementa fuertemente desde el trasplante hasta el inicio de floración, en que se llega a 1,4; 0,25 y 1,75 kg/ha/día, respectivamente; estas tasas están dadas principalmente por el desarrollo vegetativo. En el caso del N y del K, las tasas llegan a los máximos al momento de iniciio de cosecha (1,9 y 1,75 kg/ha/día) y se deben a la demanda de los frutos pequeños en crecimiento actibo, mientras el fósforo se mantiene estable. Las tasas de demanda de N, P y K, descienden fuertemente hacia el final de la estación de crecimiento.