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El ensayo se realizó en la Subestación Experimental Hidango (INIA) comuna de Litueche, VI Región. Se eligieron hembras ciclantes a la palpación rectal, con 50 a 70 días postparto las vacas y sobre 280 kg de peso las vaquillas. Se administraron dos dosis de PGF₂&, separadas por 11 días, tras lo cual se establecieron cuatro tratamientos, T1: 25 vaquillas, con lA 55 y 72 hr después de la segunda dosis de PGF₂&, T2: 25 vaquillas, con una lA y una dosis de buserrelina vía intramuscular, 63 hr después de la PGF₂&; T3: 25 vacas, inseminadas 72 y 96 hr después de la PGF₂&; y T4: 25 vacas, con una lA y una dosis de buserrelina, 72 hr después de la PGF₂&. El análisis de la información se hizo a través de pruebas de t y chi cuadrado, para los grupos de vaquillas y vacas separadamente. Los porcentajes de preñez para T1, T2, T3 y T4 fueron de 28, 32, 44 y 37,5%, respectivamente. No se detectaron diferencias entre tratamientos, para vaquillas y vacas (P > 0,05). Todas las hembras que gestaron a la IA presentaron mayor peso corporal que las restantes (significativo sólo en T2; P < 0,05). Las tasas de preñez en las hembras que presentaron celo fueron de 48 y 47% y en las que no, de 0 y 23%, para vaquillas y vacas respectivamente. Se podrían lograr mejoras significativas en la fertilidad si se controlan factores como la detección de celos y exigiendo un buen estado de los animales en etapas previas a la sincronización. La introducción de toros, una vez realizada la lA, elevó a 95,7% la fertilidad de las hembras.