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En base a antecedentes climáticos y edáficos,se distinguió cuatro sectores en el Llano Central chileno, con el propósito de evaluar su potencial agrícola. Para cada sector se estimó las productividades actuales y potenciales, la población posible de alimentar y las superficies de diversos cultivos y praderas requeridas para sostener las poblaciones actuales y las proyectadas a los años 2000, 2050 y 2100. Además, se analizó la reducción o deterioro de los suelos que se produciría por procesos de urbanización, erosión y contaminación. Se concluyó que el nitrógeno y el agua son las principales limitantes a la productividad al norte de la ciudad de San Carlos; hacia el sur, el fósforo pasa a ser el factor más importante. El proceso que más atenta contra el potencial productivo del Llano es la erosión, que ya ha comprometido 17% de los suelos arables. En la Región Metropolitana, la expansión urbana ocupará el 50% de los suelos agrícolas, hacia el 2050. De mantenerse las tasas actuales de incremento de los rendimientos y de la población, se tendrá un déficit generalizado de alimentos en dicho año. La capacidad productora de trigo y papas será la más rápidamente agotada; para lograr el auto-abastecimiento en estos alimentos, en el año 2000, se requerirá un esfuerzo muy grande. Se estimó que el Llano Central puede alimentar 27 millones de chilenos.