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Durante 10 años, a partir de 1971, en la Estación Experimental Remehue se probaron tres alternativas de mejoramiento de praderas naturales; siembra, regeneración y fertilización. Se usaron dos repeticiones por tratamiento, con una superficie de tres hectáreas cada una, subdivididas en cinco potrerillos. Desde la quinta temporada se agrega un tratamiento testigo, correspondiente a una pradera natural sin fertilizar. Los animales (Holando-europeo o Hereford) permanecieron el año completo en el ensayo. Todos los tratamientos, salvo el testigo, tuvieron la misma fertilización. La carga animal, a partir de la 6a. temporada, fue de cuatro terneros por hectárea en las praderas mejoradas y de dos en el testigo. La producción animal para la primera temporada, fue de 390 kg/ha de ganancia de peso, para la pradera natural fertilizada y 480 para los otros dos tratamientos. Estos rendimientos se incrementaron con el tiempo, alcanzando aproximadamente 600 kg/ha en la tercera temporada, en las tres alternativas de mejoramiento probadas. Desde dicha temporada en adelante, los rendimientos fueron similares en los tratamientos fertilizados, lográndose producciones superiores a 900 kg/ha en 1980-81. El testigo sin fertilizar, también evolucionó positivamente desde 322 a 372 kg/ha. La composición botánica fue cambiando en la pradera natural fertilizada, presentando en las últimas temporadas un alto porcentaje de especies de alto valor forrajero. Con esta experiencia se ha comprobado que, fertilizando y manejando adecuadamente una pradera natutal, se pueden obtener producciones supériores a 900 kg de carne/ha, sin recurrir al arado.